Cuando Juanjo Cima se hizo un nombre en el panorama gastronómico, lo hizo con un plato: el cachopo. Su restaurante, Las Tablas del Campillín, en la capital asturiana, se convirtió rápidamente en un punto de peregrinación obligada para los amantes de este manjar. No obstante, el verdadero desafío de todo creador es saber si un éxito local es replicable.
La estrategia de Cima demostró que el cachopo no solo podía triunfar en su lugar de nacimiento, cachopo en Oviedo, sino que podía llevar esa “bandera asturiana” a otras ciudades clave de la región, manteniendo la calidad innegociable. Analizamos el modelo de negocio que permitió a Juanjo Cima expandirse con un enfoque monofocal.
I. La Clave del Modelo Monofocal: Un Producto, Calidad Invariable
El error más común al expandir un negocio de restauración es intentar replicar la carta entera. La visión de Cima fue mucho más inteligente: centrarse en lo que mejor saben hacer y asegurar que el estándar de calidad no se degrade al aumentar la producción.
- Estandarización de la Excelencia: La fórmula de Cima reside en el rigor. Independientemente de si estás pidiendo tu cachopo en Oviedo o en Gijón, la carne debe ser Ternera Asturiana IGP, el queso debe tener la maduración justa y el empanado debe crujir con el mismo sonido.
- La Receta como Propiedad Intelectual: El control estricto de la receta —desde el grosor de la loncha de carne hasta el tipo de pan rallado— asegura que la marca sea sinónimo de un sabor constante y de confianza para el cliente.
- Logística Sólida: La expansión exige una cadena de suministro robusta para garantizar que los ingredientes frescos y locales lleguen a todas las cocinas manteniendo la frescura y la trazabilidad.
II. Estrategia de Expansión: Conquistar la Comunidad Vecina
La decisión de llevar el modelo a Gijón fue un movimiento estratégico clave, apuntando a la segunda gran urbe asturiana.
- Ventaja Competitiva Clara: Al ser el “Gurú del Cachopo” y poseer múltiples premios, Cima ya llegaba a Gijón con una reputación consolidada. No se trataba de abrir una nueva tasca, sino de inaugurar la “casa del mejor cachopo”.
- Optimización del Espacio: La apertura de locales como El Vinoteo, con un concepto más enfocado a raciones y cachopos de menor tamaño (cachopines), demuestra una adaptabilidad al público y al estilo de consumo de cada ciudad.
- Posicionamiento de Marca Regional: La expansión refuerza el mensaje de que el cachopo de Juanjo Cima no es solo el mejor de un barrio, sino el mejor de la región, convirtiéndolo en un embajador gastronómico.
III. El Desafío del Crecimiento: Mantener la Esencia de “Taller de Emociones”
El riesgo de la expansión es perder el trato personal y la esencia artesanal que hizo famoso al negocio original de cachopo en Oviedo.
Para Juanjo Cima, cada local debe seguir funcionando como una “boutique del cachopo”, donde, aunque el volumen sea alto, la percepción del cliente siga siendo la de un plato cocinado con mimo y dedicación.
- Inversión en Personal: La formación de los equipos de cocina para que repliquen la técnica del creador es vital. El conocimiento de Cima debe ser transferido a sus chefs con precisión.
- Innovación Continua: Para evitar el estancamiento, la expansión debe ir acompañada de una innovación constante (como el “Cachopo Minero” o las versiones temáticas) que mantenga el interés de los medios y del público, tanto en Oviedo como en Gijón.
Conclusión: De Fenómeno Local a Referente Regional
Juanjo Cima demostró que, cuando la calidad del producto es innegociable, la expansión no solo es posible, sino necesaria. Al llevar el cachopo de Las Tablas del Campillín a Gijón, no solo amplió su negocio, sino que consolidó la marca del cachopo como un fenómeno gastronómico asturiano con una única bandera de excelencia.
Su estrategia es una lección para cualquier emprendedor: elige tu producto estrella, perfecciona su calidad hasta el extremo, y luego, con rigor logístico y fidelidad a la receta, llévalo a conquistar nuevos territorios.

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